Nuestros Pensamientos Crean Nuestra Realidad – Ley de Atracción

Nuestros Pensamientos Crean Nuestra Realidad

Levanté una ceja desenfocada cuando un hipnoterapeuta mencionó la “ley de la atracción” frente a mí hace unos meses.

¿Qué ley es esta?

Un conocido que trabaja como coach empresarial usa la frase poco después.

Levanto mis oídos. ¿Qué atrae a la gente?

Un chamán y un trabajador social todavía mencionan la “ley de la atracción” como el secreto del éxito tres semanas después, el mismo fin de semana.

¿Cuál es el significado de esta extraña denominación? ¿Por qué es ella el tema de todas las conversaciones cuando está tratando de crecer personalmente?

Con el lanzamiento de El secreto, un libro y una película de Rhonda Byrne, todo comenzó.

Difunden la idea de formas más prácticas, como lograr la casa de los sueños, la pareja de los sueños y el trabajo de los sueños.

Inicialmente se inspiraron en las enseñanzas espirituales de Jerry y Esther Hicks.

El libro superventas estadounidense, que ha sido traducido a cuarenta idiomas, tiene más de veinte millones de lectores.

Veamos cómo nuestros pensamientos crean nuestra realidad.

 

 

Una narrativa vibratoria

La frase “ley de la atracción” podría sorprenderte.

¿Qué conexión tiene con eso el impacto de la materia y la energía en el movimiento de las cosas y las estrellas, tal como lo afirmó Newton y lo revisó Einstein?

Según Slavica Bogdanov, autor de un pequeño libro de ejercicios para el uso de la ley de la atracción, “Esta regla de vida se basa en la idea de que todo en el universo está compuesto de energía y emite una frecuencia”.

Se afirma que la vibración de nuestras actitudes e ideas puede influir en nuestro entorno y “atraer constantemente hacia nosotros, seamos conscientes de ello o no, personas y situaciones que reflejan nuestro estado mental”.

La palabra aparece por primera vez en 1906 en el libro Vibration of Thought and the Law of Attraction in the Thought World de William Walker Atkinson, donde analiza la influencia de la voluntad, la atención y la sugestión.

 

Ley Universal: nuestros pensamientos crean nuestra realidad

Ya no es posible en medicina demostrar el papel del espíritu en la enfermedad y la recuperación.

El físico ruso Vadim Zeland, el autor más vendido de Transsurfing, afirma que la teoría cuántica podría incluso explicarlo.

Bajo esta novedosa forma de mirar el mundo, la realidad no es más que una red de vínculos y potencialidades.

Tenemos la capacidad de diseñar nuestras vidas porque, cuando algo se congela, el propósito del observador afecta el resultado que se ve.

Creo porque pienso.

El Secreto básicamente afirma que mientras “el entusiasmo, el amor o el aprecio” pueden mejorar nuestro futuro, “los sentimientos negativos como la ira, la depresión o la vergüenza producen vibraciones desfavorables, que atraen encuentros o experiencias terribles hacia nosotros”.

Slavica Bogdanov afirma: “Todo lo que nos sucede, tanto lo mejor como lo peor, responde a nuestros pensamientos y a nuestro comportamiento.

Si tenemos problemas, quizás hayamos tomado la decisión de enfrentarlos.

Tenemos la capacidad de modificar nuestro entorno. si aceptamos la responsabilidad por ello.

Así que yapuedes intuir que nuestros pensamientos creannuestra realidad.

 

La potencia del propósito…

No es fácil escuchar cuando naces en la pobreza y tienes que lidiar con el hambre, el sufrimiento o la segregación, reconoce Slavica Bogdanov, pero yo soy la prueba viviente de que es posible.

Mi familia no es rica.

De niño era bastante tímido y la gente me trataba mal.

Hasta 2006, todos los aspectos de mi vida estaban en bancarrota: tuve dos matrimonios desastrosos, experimenté la bancarrota profesional y tenía problemas de peso y salud. No pude ver una salida.

Hasta el día en que me ofrecieron El secreto y los secretos de un espíritu millonario de T. Harv Eker.

Lo intenté porque no tenía nada que perder. Mi vida experimentó una transformación significativa dos años después”.

¿Qué? ¿o como? La gratitud es un “excelente enfoque para detener un ciclo negativo”, según la investigación.

Entonces, al dejar de pensar en lo que nos ofende o nos hiere, podemos enfocarnos en un objetivo constructivo, específico y alcanzable. ¿Qué quieres?, Las preguntas secretas.

En tiempo presente, escríbelo.

Imagina el resultado y siente la alegría que te traerá ahora mismo.

Desarrolla este punto de vista y sigue diciéndolo como un mantra.

Utiliza el impulso que te proporciona. Además, tenga confianza.

Producirá en ti, en la vida, en tu capacidad para lograr el éxito, en el poder del trabajo duro y la red de conexiones.

Actúe con confianza y sin dejarse intimidar por las incertidumbres o los peligros; con el tiempo, la gente notará su cambio de actitud y aparecerán indicaciones.

 

ideas poderosas

La “ley” combina ideas que se encuentran en numerosas perlas antiguas de sabiduría bajo un título seductor. Buda dijo una vez: “Cualquier cosa que hayamos pensado, eso es lo que somos.

Según la sacerdotisa zen Ruth Ozeki, “El karma nos anima a cosechar los beneficios de nuestro trabajo.

Debemos elegir nuestros pensamientos, emociones y acciones con mucho cuidado porque todos tienen efectos duraderos.

Una visión del mundo a la que se le dio el apodo de ciertos descubrimientos científicos: según la escritora Lynne McTaggart, autora de enlace cuántico,

Sigal Barsade, una investigadora que se especializa en emociones, notó una diferencia en la atmósfera cuando entró a su lugar de trabajo un día.

Por lo general, era un área extremadamente fría donde nadie interactuaba entre sí.

Todos comenzaron a chatear a la vez. Sigal Barade descubrió que un compañero de trabajo que todavía era desfavorable estaba de vacaciones.

El ambiente ha vuelto a la normalidad cuando llega este último.

Su estudio apoyó la idea de que nuestros comportamientos y acciones, como los de los demás, eran contagiosos.

Según estudios de la Universidad de Harvard, tendemos a tener amigos felices si somos felices.

No solo porque seleccionamos personas felices, sino también por la tendencia inherente de la red social a promover la felicidad.

Nos sincronizamos con nuestras emociones continuamente y compartimos información en un nivel mucho más profundo que solo el pensamiento.

En el yoga, también existe la idea de sankalpa, que es similar a una semilla que plantas en un rincón de tu mente cuando estás en un estado de relajación profunda con la esperanza de que eventualmente germine.

“Es mucho más profundo que el mero pensamiento. Es positivo”, afirma Christian Möllenhoff, instructor de yoga y meditación con sede en París. capacitación.

Estos sesgos están tan profundamente arraigados que con frecuencia sucumbimos a ellos sin desafiarlos.

“¿Quiénes somos?

¿Qué deseamos verdaderamente?

¿Exactamente por qué lo deseamos?

 

Hasta el punto de atención

La autora de La guía práctica para su éxito, Esther Kasri-Wick, ha estado trabajando para vivir sus ambiciones durante muchos años.

“Solía ​​decirme a mí mismo que pensara positivamente y desarrollara mis pensamientos. Me enfocaba, pero experimentaba altibajos.

Las ganancias, sin embargo, fueron fugaces. Las medias tardaron una eternidad.

A diferencia de las certezas y las sensaciones, ella estaba “haciendo un trabajo”. de repetir afirmaciones”.

La ley de la atracción, por tanto, fomenta la atención: tomar conciencia de las fuerzas que nos controlan, así como de los sentimientos e ideas que nos cautivan, más allá del poder de la intención.

Entonces, aconseja Slavica Bogdanov, “sin hacer demasiadas preguntas”, soltar la mente para prestar atención a nuestras sensaciones profundas, aprender a comprender lo que nos intentan decir y avanzar hacia aquello que nos hace vibrar visceralmente, más allá de los deseos y posturas superficiales.

La ley de la atracción no funcionará en todo su potencial hasta que se haya completado esta búsqueda de la precisión de ser en lugar de tenerlo.

Slavica Bogdanov afirma: “Para atraer lo mejor hacia ti, tienes que ser capaz de transformarte interiormente.

Para lograr coherencia, resonancia y reforzar el sentido de paz y plenitud de una persona…

Y tal vez darse cuenta de que el viaje, no el destino, es lo que importa. ¡Muchos se apresuran a alcanzar su próximo objetivo tan pronto como lo logran!

Algunas personas pasan por tanto dolor para llegar allí, o están tan preocupadas por perder sus habilidades, que nunca se sienten satisfechas. Si no se vive bien el momento, ¿de qué sirve?

Debemos vivir cada día en plenitud para que la ley de la atracción funcione correctamente.

A medida que avanzamos, aprendemos más, apreciamos más, brillamos más y atraemos más cosas positivas hacia nosotros mismos.

Hasta un “nivel vibratorio”, donde el cosmos sorprendentemente parece trabajar en concierto para conceder nuestros deseos.

Slavica Bogdanov afirma que su vida “se ha convertido en una cadena de suerte maravillosa”.

Última ilustración: Hace dos años tomé la decisión de irme de Canadá porque ya no podía soportar el frío. Visualicé el escenario que deseaba.

Sentí que estaba allí este invierno en una playa de Florida: estaba en casa.

Los ajustes que implicaba hicieron que mi mente diera vueltas, pero tres semanas después había vendido mis muebles y mi apartamento, me mudé allí, cambié el registro de mi automóvil y realicé las transacciones bancarias necesarias.

Fue interesante ver cómo las cosas sucedían solas”.

Aunque aprende a “considerarlos como oportunidades de ajuste, indicadores de un necesario cambio de dirección”, dice Esther Kasri-Wick, reconoce que aplicar la ley de la atracción no elimina todos los obstáculos. Los obstáculos son un hecho de la vida.

Para aceptar más fácilmente, recuperarse, estar abierto a nuevas oportunidades y encontrar su “alta vibración”…

¿Qué esperas dibujar, entonces?

Para ti y para los demás.

Porque, como nos recuerda Lynne McTaggart, “es un proceso cooperativo: nuestro entorno nos produce tanto como lo hacemos”.

Slavica Bogdanov agrega: “Y llega un período en la vida en el que todo lo que podemos desear es permitir que otros exudan más alegría y paz.

Así, nuestros pensamientos crean nuestra realidad de esta manera.

 

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